ELLA
Chelo Martínez
El carruaje que hacía la ruta hasta el pequeño palacio gótico no llegaba. En la parada, solo, un joven se impacientaba.
Tras él, bajo la tenue luz de una farola, una joven a la que no había visto se acercó y lo invitó a pasear con ella hasta el palacio. Él, persona solitaria y de pocas palabras, aceptó sin saber por qué, como si algo lo empujara hacia ella. Comenzaron a caminar ajustándose bien sus abrigos. seguir leyendo