La mirada personal y un tanto especial de uno de los protagonistas de esta escaramuza medieval (Círculo del Ludófago)
La batalla
por J.L. Belloq
Subo a lo alto de la colina en mi caballo, que luce sus arreos de gala, pertrechado con mi armadura y mi espada, que no habré de desenvainar, puesto que soy el más alto estratega de esta tropa y no me corresponde luchar sino decidir quién morirá por la victoria y quién vivirá para celebrarla.
El campo de batalla está dispuesto. Contemplo mi ejército desplegado sobre el terreno: la infantería al frente, la caballería en los flancos, tiradores y máquinas de guerra detrás, y mi guardia personal, la élite de mis fuerzas, junto a mí, rodeándome, dispuestos a dar la vida por su rey. Más allá, al otro lado de la llanura, el enemigo. También ha traído toda su infantería, y no menos jinetes. Puedo distinguir sus catapultas y sus arqueros, expertos en la muerte a distancia. En lo alto de otra colina, frente a mí, veo la silueta de mi rival, rodeado, como yo, por sus mejores soldados.