TARDE DE SÁBADO (UNDÉCIMA)

dados-de-rolDespués de tantos fines de semana con ordenadores, cine, Magic y demás vicios, tenemos mono de rol. Es lo nuestro, qué le vamos a hacer, y ahí estamos los seis, alrededor de la mesa de Jordi, con cara de ansia viva, deseando que nuestro máster comience a hablar y se nos olvide el mundo real.

Se ha traído preparada una historia de Dragones y Mazmorras. Lástima, pienso al principio, me gustó el ambiente del Rastro de Cthulhu y esperaba más de eso, igual que todos los demás. Pero Jordi es mucho máster y sabe cómo tenernos contentos: se luce con una sorprendente aventura de terror dentro de un mundo pensado para la acción y la magia.

Yo flipo, y mis compañeros flipan también. La habitación está a oscuras, con una única lamparilla en el centro de la mesa que ilumina apenas nuestras caras y nuestras manos cuando, de vez en vez, las extendemos en busca de los dados. Encima, el muy perro dirige la partida cubierto con una capucha que no deja ver más que el brillo de sus ojos y el blanco de los dientes cuando sonríe por a saber qué motivos. Aun es peor porque, como jugadores experimentados que somos, no podemos evitar meternos en nuestro personaje y vivir nuestro papel como si fuera real, y Jordi, que lo sabe, lo aprovecha magistralmente.

La cosa empieza de una forma cuanto menos singular: comenzamos en el último piso de la torre de un castillo decrépito, ante una puerta tras la que, según nos informa el máster, se encuentra un mago al que hemos venido a capturar por encargo del rey. Parece más bien el final de una partida, pero es lo que hay, y allá nos abalanzamos contra la puerta, decididos a cumplir la misión.

El mago, descrito como un viejo horrible de piel podrida, lanza un hechizo de un nivel altísimo que lo oscurece todo y nos provoca un miedo tan insoportable -nadie supera la tirada de dados- que nos hace huir despavoridos escaleras abajo. La negrura nos persigue y, a la altura del patio, se oyen criaturas siniestras tras la puerta, que no nos atrevemos a abrir, por lo que seguimos descendiendo hasta las mazmorras y más abajo, a las catacumbas, donde nos esperan toda clase de horrores.

Cuando nos ponemos en manos de Jordi nadie tiene escapatoria: te lo crees o te lo crees. Nos ambienta con unos samples tenebrosos que reproduce desde el portátil, mientras nos muestra imágenes de oscuridad y claustrofobia. Empiezo a pensar que tiene madera de psicópata cuando, en medio de la más tétrica sala, llena de cadáveres mutilados, restos de vísceras y sangre coagulada, nos dice que vemos una aparición que recuerda al mago, pero más joven y a la vez más consumido. El nuevo horror nos hechiza a todos menos a Fonsi, que consigue eludir la magia de ilusión que, a los demás, nos hace revivir nuestros miedos más profundos y nos paraliza mientras nos sume en una pesadilla interminable.

De ahí en adelante nos pasa, de todo lo malo, lo peor. Fonsi intenta pelear, pero acaba huyendo ante la fuerza de su rival. Los demás vagamos por la catacumbas luchando contra toda clase de engendros: muertos vivientes, necrófagos, almas en pena, hasta un vampiro que infunde pavor infinito a sus víctimas antes de atacarlas. Y siempre con el miedo en el cuerpo, que nos penaliza continuamente en las tiradas de dado y nos hace casi imposible sobrevivir.

Conseguimos llegar a una escalera que sube, y nos aventuramos por ella, todos menos Fonsi, que deambulaba solo por el subterráneo y que parece haber desaparecido. Sólo Jordi sabe qué es de él; bueno, y el propio Fonsi, que desde hace un buen rato se comunica con el máster a base de papelitos para que no nos enteremos de nada.

Salimos al fin al aire libre, pero es el patio del castillo, donde nos esperan las criaturas más horribles de todas, para las que tenemos que superar tiradas muy difíciles de parálisis que nos cuestan nuestros mejores pergaminos y pociones. Intentando eludirlas, nos encontramos con Fonsi e intentamos llegar todos juntos a la puerta del castillo. El guerrero abre un boquete mientras los demás retrasamos a los perseguidores, pero no sirve de nada: Fonsi lanza un conjuro de Maldición Suprema… contra nosotros, lo que nos deja sin voluntad mientras nuestra alma se nos escapa gota a gota por los ojos y nos convertimos en los mismos engendros de los que huíamos. Fonsi, único superviviente, se ríe de nosotros en su papel de mago hechizado.

A estas alturas nos dan ganas de matar a Fonsi y a Jordi, por ese orden, pero no es más que la excitación del momento. En realidad, ha vuelto a ser esa experiencia absorbente de siempre, con las que nuestro máster nos deleita sábado tras sábado. ¡Qué tío, debería hacerse profesional!

Creo que nunca he terminado una partida tan agotado como hoy. Echamos un ratito más comentando las jugadas más interesantes y repasando el estado de nuestras lecturas. Fonsi anda ya por el tercer libro de Ender y está claro que lo está disfrutando. Nos confiesa que le tira más la ciencia-ficción que la fantasía heroica, por lo que piensa seguir con “Fundación”, de Asimov.

Rober, después de leer “El Señor de los Anillos” y tragarse las películas por triplicado, está ansiado con Tolkien y le está metiendo mano al “Silmarillion”: la historia de los Silmarils, de los Dioses Cantores y la creación de la Tierra Media y todas las razas que la pueblan, el cuento de Beren y Luthien, el de Túrin Turámbar, las maldades de Morgoth y Ungoliant… Una delicatesen.

Dani sigue aun con su One Piece, ahora en Marineford intentando salvar a Ace en la batalla más espectacular de todo el anime. Nos pone a todos los dientes largos.

Jordi y Mati se han terminado, por fin, los “Diarios de las estrellas”, de Lem, y veo con satisfacción que hablan y no paran. Están entusiasmados: que cómo no se conoce eso, que qué bueno es, que hay que quedar con tiempo para hablar del libro, que qué les recomiendo ahora.

“El invencible”, os gustará igualmente.

Ya están en el bote; por fin podré compartir con alguien esas lecturas de ciencia-ficción con mayúsculas que tantos buenos ratos me han dado.

En cuanto a mí, he parado un poco con Lovecraft y me estoy releyendo uno de esos libros de pura aventura que te enganchan de principio a fin no sólo por su acción sino por su originalidad: “Los príncipes demonio”, de Jack Vance, otra delicatesen, sin duda. Tanto, que ya he preparado los cuatro libros de  bolsillo de la “Saga de la Tierra Moribunda”, del mismo autor, con los que respiraré un poco de aire fresco después de tanta congoja por los horrores cósmicos y de la psicosis que me va a perseguir durante un tiempo después de la partida de rol de esta tarde de sábado.

JLBelloq

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Uruk Valandil
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Uruk Valandil

Genial!!! Qué tiempos enlos que jugábamos al rol casi todas las semanas. Ainsss con gusto repetiría… tal vez durante el veranito se pueda jejeje.