Me escabullo entre los restos humeantes de un camión, agachado y con el arma a punto. Voy solo, Rober se ha adelantado para despejarme el camino, es el único compañero que me queda vivo, los otros están hechos cachitos por un certero bazookazo del cabrón de Dani.
Oigo disparos en el almacén, por donde vi entrar a mi colega. Me llama, se ha cargado al tío del bazooka, pero ni rastro de los otros tres, que nos estarán buscando por otra parte, ignorantes de que hemos usado el paso secreto por los tejados. Estamos en el objetivo, los nervios me matan, coloco la dinamita y activo el temporizador mientras mi teniente vigila la entrada. Me doy toda la prisa que puedo, la adrenalina corre a chorros por mis venas, los preparativos tardan una eternidad y ya podemos oír al otro equipo, los tenemos encima.