TARDE DE SÁBADO (SEXTA)

dados-de-rolTres semanas sin quedar, sin partidas, sin charlas, sin nada. Los exámenes mandan y primero hay que cumplir, que luego no se diga.

El viernes recibo, como todos los demás, un whatsapp de Jordi: no ha podido preparar nada, como era de esperar, y nos propone que rescatemos nuestras barajas de Magic. ¡Vaya! Ya casi lo tenía olvidado, tendré que rebuscar un poco, ya ni me acuerdo de dónde las guardé la última vez.

Me presento el sábado con mis tres barajas favoritas. Los demás han tenido suerte desigual: Jordi, más ordenado, ha venido con las tres suyas; Rober, el más fanático, se trae su mochila especial con ocho barajas diferentes; Dani se trae la única que ha encontrado, lo que no nos sorprende a quienes hemos visto su habitación; Mati se trae también una, la única que tiene y porque se la regalamos entre todos, pues no es muy entusiasta de esto de las cartas mágicas.

El único que viene de vacío es Fonsi, que no tiene ni idea de qué es eso. Usa una de las de Rober, previo juramento de respetarlas y cuidarlas como si fuera un tesoro de incalculable valor.

Hacemos parejas y me toca enfrentar a Dani. Como sé que juega a lo loco, escojo mi baraja negra y blanca, llena de criaturas pequeñas e incordiosas que le atacan desde el primer momento. Se defiende como puede con su baraja roja, a base de fuego y relámpagos, pero no puede con tanto monstruito y acaba muerto, comido por una plaga de ratas que había crecido demasiado.

Cambiamos, ahora voy con Jordi. Se las promete muy felices, con su baraja verde y blanca llena de criaturas grandes y feroces y mucho maná. Escojo mi baraja azul, “la exasperante”, llena de conjuros de control mental que me dan el mando de sus mejores bestias para su desesperación. Acaba llamándome de todo cuando le ataco con sus bichos “robados”. Muere, por supuesto,  y yo gano.

Uso la misma baraja con Mati, pero su falta de entusiasmo y mi eficiencia nos hacen terminar en pocos minutos. Ella no se exaspera.

Con Rober es otra cosa, y ésta me la tomo más en serio. El tío es un experto y tiene un arsenal imponente. Intento pararlo con mi baraja azul pero me barre con una baraja sin criaturas en la que no puedo robar nada. Ahora soy yo el desesperado, pero son gajes del oficio y los acepto deportivamente.

Mi último rival es Fonsi, que ya empieza a aclararse. Le han dejado una baraja roja y verde, fácil de jugar y muy potente, como todas las de Rober. Pruebo con él mi última creación, una negra, muy negra, de las que me gustan porque respetan el espíritu: hace daño a todo el mundo, incluido yo mismo.

En lo mejor de la partida saco mi criatura estrella, el “Señor del Abismo”, a la que tengo que dar de comer mis propios bichos para que me obedezca. Me relamo sólo de pensar en la masacre que va a perpetrar primero entre mis criaturas y luego con el pobre Fonsi. Pero la vida mágica no me sonríe: el novato se saca de la manga dos bolas de fuego que reparte como un experto entre mis criaturas menores hasta acabar con todas. Mi Señor del Abismo, sin nada con que alimentarse, se vuelve contra su amo y se ensaña conmigo hasta matarme. Genial, muero por mano de mi propio monstruo.

No ha sido lo mismo que la partida  de rol, pero de vez en cuando se coge con gusto. Siempre me acuerdo de la impresión que tuve la primera vez que leí las reglas de Magic: me pareció una genialidad propia de un matemático, como así es en realidad. Su mecánica, la división de la magia en colores, cada uno con su idiosincrasia única, los conjuros, encantamientos e invocaciones, y las tierras, artefactos y criaturas sin fin que se podían combinar al gusto para conseguir la baraja invencible. Un juego formalmente perfecto, casi mágico de verdad. Y, aunque no nos prodigamos mucho, estas tardes de combates entre magos son un buen contrapunto a nuestras tardes de rol.

Pienso en estas cosas mientras los demás charlan de sus lecturas. Rober ha tirado, por fin, el anillo en el fuego del Monte del Destino y ahora quiere que le dejemos las películas. Dani sigue con One Piece, está ansiado del todo. Lo dejamos en paz hasta que termine. Fonsi ha empezado con “El Señor de los Anillos” a pesar de haber visto ya las películas. Este muchacho me sorprende cada día un poco más.

En cuanto a Jordi y Mati están haciendo una carrera a ver quién se lee antes “Solaris” y “Diarios de las Estrellas”, mis recomendaciones de Lem. Y yo sigo con Lovecraft y sus Primigenios, con Azathoth, Gathanothoa, Nyarlathotep y el inminente despertar de Cthulhu y la desaparición de la Humanidad. 

J.L. Belloq


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Uruk Valandil
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Uruk Valandil

Muy chulo, como siempre. Como se nota que eres de la vieja escuela de magic. Has relatado la manera de jugar al magic hace 15-20 años jejeje

Mr. X
Guest
Mr. X

Con un bosque invoco un Tarpán, una Gatástrofe y una Babieca Hedionda y me papeo a tu Señor del Abismo with potatoes.