Tres semanas sin quedar, sin partidas, sin charlas, sin nada. Los exámenes mandan y primero hay que cumplir, que luego no se diga.
El viernes recibo, como todos los demás, un whatsapp de Jordi: no ha podido preparar nada, como era de esperar, y nos propone que rescatemos nuestras barajas de Magic. ¡Vaya! Ya casi lo tenía olvidado, tendré que rebuscar un poco, ya ni me acuerdo de dónde las guardé la última vez.