EL VAXIAL
Rumplestiltskin
El Vaxial, estaba ataviado con una toga extraña. No pertenecía a ninguna religión, y a todas a la vez. Sus libros estaban realizados de recortes. Retazos de aquí y de allá, manuscritos medievales, tiras en sánscrito, papiros, rollos hindúes e incluso tablillas de arcilla cuneiformes. Libretas con apuntes, fotocopias y notas en post-it complementaban su documentación de trabajo.
Pero el hombre depósito su pesado arsenal de libros y carpetas en la mesa con un suspiro de alivio, y quedó por unos segundos mirando absorto las vetas de la madera. Miró fijamente el pasillo de donde provenían los guturales sonidos, chillidos inclasificables y gorjeos que desquiciarían a cualquier persona con nervios de acero. Tras un rato mirando la ventana, ignorando a los dos hombres de la casa que aguardaban a su lado, se dirigió a la puerta exterior por donde había entrado, llevándose la mano a un bolsillo. Y allí el tipo, sereno, sacó un cigarrillo y empezó a fumar tranquilo mirando al horizonte.
Díganme una cosa, ¿Si una persona es poseída por un ente maligno y no es cristiano, como se le expulsa? ¿Y si no obedece tampoco ningún ritual judío e islámico? Si la persona afectada por esta pesadilla, pasa sus días entre dolorosos estertores físicos y mentales, ¿Cómo se le ayuda? Es más, ¿Cómo sabemos que le pasa, si no es psicológico?
Con el transcurso de los años y la disolución de las culturas, como acuarelas en agua, surgió el problema filosófico de afrontar un mal que ha superado el enigma de las religiones, dejándolas en evidencia, y demostrando que dichos entes no conocen los idiomas, probándonos la corta vida y la falsedad de la invención de las religiones. Cómo se arregla esto, si un mal no conoce idiomas ni costumbres locales demostrando así que las entidades y supuestas deidades estrían por encima de nuestros ritos idiosincrásicos.
Para resolver este problema estaban los Vaxiales. Uno de ellos era Bernardo Plata.
El Vaxial estaba allí cuando aquel niño angoleño que escupía espuma sanguinolenta por la boca lanzo un mueble, preso de la ira, que pesaba tres veces más que él, hablando un extraño idioma que aun hoy se desconoce
El estaba allí, cuando aquella mujer mexicana apareció allí subida en lo alto de la torre de metal del colegio de ingenieros, donde llevaba un mes durmiendo en lo que parecía un capullo de gusano de seda, escribiendo símbolos en su piel a punta de navaja.
El Vaxial estuvo también en Roma, tratando al famoso cardenal Urikov cuando lo recogieron convulsionando tras orinar en todos los templos que encontró desde su casa a San Pedro, vociferando con los ojos en blanco. Ninguno de los 4 exorcistas que le trataron pudo nada con él.
Martin Gadella, alcalde de un municipio Asturiano dijo estar poseído por nueve demonios diferentes. Tres de ellos de procedencia sumeria. Narró todos los sucesos de Darío y Nabucodonosor hablando del revés. Solo se supo aquello cuando se le ocurrió reproducir las grabaciones hacia atrás.
Ellos tienen sus propios métodos. Pero eran recortes de estudios a fondo de todas las religiones, historia de las religiones, mitos, mitología comparada, chamanismo y sobre todo, altos grados de historia y psicología del lenguaje. Es por ello que solo existen diez Vaxiales en todo el mundo. Cada uno de ellos posee un enorme conocimiento en todas esas materias, y lleva una vida completamente dedicada al estudio constante de todos esos temas hasta el hastío y vuelta a empezar.
No solo han de tener dichas habilidades intelectuales las personas que han dedicado su vida a este destino. También necesitan un carácter especialmente duro y nervios fuertemente templados. No cualquiera puede concentrarse al estudio y resolución de casos tan espantosos como la Niña de Brasilia, o el tal San Juan de Lisboa sin perder antes los nervios
Que cómo llegó a ramificarse una característica tan específica en este campo es un tema complicado, pero lo cierto es que vino a asentarse casi de manera natural. Cuando la conciencia humana y los debates filosóficos superaron ciertos escollos de la moral heredada, los problemas, como suele pasar, se nivelaron a los avances. La humanidad nunca se libra de este empate entre evolución de la civilización y los problemas derivados de la misma. Cuanto más crece la presa, más crece el cazador. Y con el crecimiento de esa necesidad espiritual, empezaron a especializarse algunas personas estudiosas, intelectuales y psico-inquietas.
Con el tiempo han generado vínculos entre ellos y contrastado información. Han anotado y compartido sus experiencias y descubrimientos entre ellos y han forjado una comunidad de la cual surgió el nombre que llevan por bandera, del cual no han explicado mucho.
Así pues, Bernardo terminó el cigarro de una profunda calada sintiendo el frio en la cara, y volvió adentro. Se dirigió a sus carpetas, libros y documentos y comenzó a hojearlos mientras se ponía unas gafas bastante sucias de pasta fina. Mientras tanto, no quitaba oído a los espantosos sonidos que surgían de la habitación del pasillo.
En un momento dado los alaridos subieron de volumen al abrirse un segundo la puerta de la habitación por donde salía un hombre sudoroso, pálido y con la expresión aterrorizada.
“Señor, es insoportable. No sé lo que está diciendo. Habla en un idioma raro y esta contorsionando y echando espuma por la boca, también esta…esta… ¡Que dios nos acoja!”
“¿Dios?”
En un momento dado uno de los horribles quejidos sobrenaturales de la habitación llamo la atención del Vaxial Bernardo. Una pequeñísima mueca sonriente asomó por la comisura de los labios. Y sin vacilar, como programado, levantó papeles y libros, ojeó y buscó rápidamente. Fue directo a una de las tablillas de arcilla. La cogió entre sus manos, se fijó bien el sombrero a la cabeza, y sin vacilar, se dirigió hacia la habitación.
El “Sacerdote” abrió la puerta y entró con paso lento, miro al hombrecillo asustado y a los otros dos y les dijo que no entrase nadie hasta que terminase. Y con esto, cerró la puerta.
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