Jordi ha vuelto y nos ha convocado para el próximo sábado. Nos trae una sorpresita, dice, una cosilla que ha pillado en una tienda cerca de la casa de su abuela. No viene muy afectado por lo del entierro, la verdad, pero en realidad casi ni la conocía y fue más bien para acompañar a su madre. Por desgracia tenemos mi partida de rol a medias, pero no hay forma de que nos deje acabarla. Al final nos propone que la pospongamos una semana y que nos preparemos para una sesión de cine y, luego, partidita.
Nos tiene en ascuas hasta que nos presentamos en su casa. Nos recibe con un “que La Fuerza os acompañe” desde dentro de su casco de Darth Vader y con el DVD de “Star Wars” en la mano. Al menos el tema de la tarde ya está claro, y todo se explica cuando, impaciente, nos desvela la sorpresa: se ha hecho con una caja de X-Wing, el juego de simulación con figuras de La Guerra de las Galaxias. Alucinamos con la pinta que tiene, con esos troquelados de gran calibre y las navecitas en miniatura, un X-Wing rebelde y dos Tie-Fighters imperiales, más otras tres que se compró aparte.