Una misión delicada (microrrelato)

I CONCURSO TEMÁTICO DE MICRORRELATOS DEL CÍRCULO DEL LUDÓFAGO

Una misión delicada

por JLBelloq

Pierre de la Tour era hombre de malos humos y pocas palabras. Las mejores cosas que tenía en su vida eran su Rolls Royce heredado de su padre y su no menos querido perro, un husky siberiano que acudía al oír su nombre, Sultán. Cuando el chucho desapareció, los gritos podían oírse desde la Comisaría de Policía, a cinco manzanas de su cubil, en el mismo centro de París. Los inspectores de la Sûreté habrían dado su paga del mes por saber qué hacía rabiar al criminal que los humillaba un día sí y otro también.

El hombre, desgañitado, ordenaba a sus secuaces que peinaran la ciudad de una punta a otra, que sobornaran, chantajearan, extorsionaran o liquidaran a quien hiciera falta. Igual amenazaba con torturas de psicópata, que prometía recompensas imposibles, con tal de conseguir que su ser más querido volviera con él.

Harto de incompetentes, convocó a su equipo especial, a la élite de los criminales a sueldo, el grupo de desaprensivos al que confiaba sus delitos más espectaculares: la Panda. Una hora más tarde, un Pierre de la Tour afónico, recibía en su sótano secreto al Hombre Palique, a las hermanas Alegre y Funesta y a Ray-man, el “hombre eléctrico”.

– ¡Me han robado, me han matado el alma, me quiero morir, quiero matarlos a todos, voy a quemar la ciudad! Eso, sí, quemadla por mí, y matadlos a todos, se lo merecen…

– Pero jefe, -interrumpió el Hombre Palique- piense que si el perro está por ahí lo podemos churrascar igual…

– Sí, cierto, menos mal que tengo el mejor equipo del mundo… ¡Buscad, eso! Buscad por mí, encontrad a mi Sultanito… u os mataré a todos, y os quemaré y…

– Pero jefe, mejor le traemos a los ladrones y se desahoga con ellos, ¿le parece eso mejor?

– Eeeeh… sí, claro, mejor, ¿por qué no pensé en eso? Menos mal que tengo el mejor equipo del mundo. ¡Aaaah, lo que daría por ver cómo les saltan los ojos de sus cuencas mientras les retuerzo el pescuezo! Casi me alegraría de que se lo hayan llevado sólo por disfrutar con esa visión…

– Vale, entonces localizamos chucho y secuestradores y traemos chucho en mejor estado posible y personas en cualquier estado menos muertos, ¿es eso?

– Eso, exacto, y yo les retuerzo el pescuezo luego y miro cómo les saltan los ojos de las cuencas… ¡Qué impaciencia, daos prisa, por mi padre, traedme a esos malditos amantes de los gatos!

En las horas siguientes, el Hombre Palique habló y habló y no se calló ni bajo amenazas, hasta que todo París supo de la misión y todos los confidentes, chivatos, correveidiles y cotillas aficionados, y hasta las porteras de los edificios y las tenderas del mercado, estuvieron al tanto. Todos menos la Policía, por supuesto. En menos de un día tenían en un cuarto de un edificio abandonado a tres sospechosos que fueron interrogados por las hermanas Alegre y Funesta con su método, versión extrema y psicópata del “poli-bueno, poli-malo”. Nadie podía ver nunca las sesiones de trabajo de esas dos, pero nunca fallaban: todos confesaban, aunque no fueran culpables o no tuvieran ni idea del asunto, todas las faltas cometidas desde su infancia. A veces no servía de mucho, pero, como decía de la Tour, todos tenían la conciencia sucia y el caso era limpiar. El resultado fueron tres tipos de mala calaña culpables confesos de delitos imperdonables, como no hacer la cama, mear en la acera, matar a una vieja, rayar los capós de los coches nuevos y el peor de todos, darle una patada a un perro. Pero de Sultán nada de nada, ni rastro del animal ni de sus secuestradores.

El Hombre Palique despidió a los pobres diablos con una perorata de una hora sobre las malas costumbres y la terrible amenaza de repetírsela a diario si no se enmendaban. Se preocupó entonces de sí mismo, pues no podía presentarse de vacío ante el capo loco de los canes, y recurrió a su otro recurso: Ray-man. Le expuso el problema y el hombre más veloz e incansable del mundo conocido salió disparado a buscar al bicho por toda la ciudad, recorriendo en tiempo récord calles, avenidas, parques, monumentos, los edificios enteros del centro, planta por planta, y las casas particulares de las afueras, patios incluidos.

Dos días después, la Policía no daba abasto con tanta denuncia de allanamientos de morada, en las que nadie era capaz de identificar al supuesto delincuente, poco más que un borrón que pasaba como una exhalación levantando remolinos de aire a su paso. Pero, en definitiva, ni perro ni culpables ni nada. Demasiada nada para el mafioso degenerado de los huevos.

El Hombre Palique se estaba preocupando de verdad. Nunca habían fallado, pero de la Tour no era de los que miran el currículum y se desahogaría estrangulándolos a todos y a algunos más que pasaran por allí, el muy asesino. Era hora de investigar: recorrieron todas las perreras municipales; las clínicas de animales de París, legales y clandestinas; los negocios de venta de bichería, legales y de contrabando. Registraron a los vagabundos, vigilaron los parques, revisaron las nuevas inscripciones de mascotas. Desesperados, dragaron el río. Más nada, sólo nada.

– Pero ¿ha existido de verdad el perro de las narices? – se preguntaba -.

La solución final, audaz, funcionó con sorpresiva facilidad. Una semana después, un eufórico Pierre de la Tour partía de viaje en el Rolls, solos él y el animal. Una semana antes, el mismo hombre, espléndido, había recompensado a manos llenas a sus eficientes subordinados, inquietos por si el jefe hubiera percibido el hábil cambiazo por otro hermano de la misma camada.

Los policías  aun seguían preguntándose por el paradero del mafioso, y nada supieron nunca del asunto del perro perdido; excepto uno de ellos, un pastor alemán de ojos negros que se veía a escondidas con una preciosa perrita fugada de ojos azules y pelo sedoso.♣

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Uruk Valandil
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Uruk Valandil

Tanto perro me va a dar alergia!!! xD

Bellatrix
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Bellatrix

Que “perro” más listo!
Un 6

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