1er relato concursante del II Concurso de microrrelatos -Noche de Difuntos 2016-

SOÑÉ QUE SOÑABA
Rebecca

Ha sido uno de esos días extraños en los que surge algo en tu mente: una idea, una historia, algo que necesitas hacer rápidamente; piensas, y de repente te pones a escribir todo lo que te pasa por tu cabeza.

Quiero contar algo que soñé, pero resultó ser verdad. Esto solo me ha pasado una vez, supongo que es algo extraño. A nadie le pasa lo que sueña, eso creo.

Es que me encantan las historias de miedo, de terror, las películas de criaturas extrañas, en especial las de Drácula. No suelo verlas; bueno, a menudo, porque sueño con ellas y no puedo dormir bien, y no me gusta quedarme sola en casa, me imagino cosas, las veo, las oigo, hasta las noto; esa sensación  que tienes no es igual a cuando estás viendo la peli, es mucho peor, es cuando sientes miedo de verdad.

A algo así me refería cuando decía que me pasó lo que soñé, o soñé lo que me pasó.

Esto fue después de ver la película de Drácula de Bram Stoker con mi novio Jonathan. Por cierto, una historia inolvidable: la vimos porque íbamos de excursión al día siguiente a visitar aquel castillo fascinante.

Transilvania, un lugar misterioso y evocador como pocos, con montañas sorprendentes, castillos góticos, iglesias, oscuras aldeas.

Todo pasaba por mi mente dormida.

Subíamos por aquel desfiladero mi novio y yo, por aquel castillo tenebroso y tétrico; jamás había visto nada igual, impresionante y hermoso a la vez.

Entramos casi con prudencia, porque el efecto que causaba era de terror. Nos miramos y seguimos adelante por los pasillos. Alguna fuerza nos empujaba a seguir; era pura curiosidad, porque mi cuerpo quería retroceder y no podía.

Empezamos a bajar una escalera estrecha y sinuosa con una gran borda de hierro macizo. Me agarré a ella y me corté con algún canto afilado que sobresalía; sentí dolor, noté cómo mi mano empezaba a sangrar, me puse un pañuelo que llevaba en mi bolso, (que no vi), y me sorprendí porque Jonathan no se había percatado siquiera.

Seguí bajando, asomaba una cripta y en ella un ataúd. Estaba muy oscuro; del techo colgaba una lámpara de hierro macizo con su forma redonda y adornos tétricos de esa época pasada y añeja, era siniestro. Solo iluminaba aquel lugar un pequeño reflector en la pared, puesto de tal manera que la sombra de aquella lámpara tétrica era tan grande que tapaba la mitad de la bóveda. Cogí mi cámara y le hice una foto a Jonathan, luego sentí el flash de la cámara en mis ojos… fue un salto repentino… y en ese mismo instante… desperté.

¡Cielos! Estaba en mi cama, no podía ser. ¿Qué ha pasado? Hace un momento estaba visitando ese castillo… ¿Lo he soñado?

Lo he soñado todo… pero… juraría que he estado allí, sí. Oh, pero….

Si aun sangra mi mano, no entiendo nada. Y estuve con Jonathan.

Pero qué…

La cámara estaba en el suelo y encendida, empecé a pasar las fotos y no creí lo que estaba viendo…

El ataúd abierto…

Una extraña criatura abalanzándose sobre Jonathan, todo sombras que peleaban por soltarse…

Y yo…

No podía moverme, estaba petrificada, el mismo pánico hizo que la luz se apagara. De repente, oscuridad y silencio.

Abrí los ojos…

Volvía a estar en las puertas de aquel maldito castillo…

Bookmark : permalink.

Leave a Reply

avatar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

  Subscribe  
Notificación de