2º relato concursante del X Concurso de Microrrelatos (2025)

CLARA EN LA OSCURIDAD
Loli Navarro


Si no has sentido el peso del aire en Figtree no puedes comprender la naturaleza enfermiza de aquel lugar. El pueblo, oculto entre colinas húmedas y cubierto por una bruma perpetua, parecía suspendido fuera del tiempo. Sus habitantes caminaban con un sigilo reverencial, como si temieran despertar algo antiguo que durmiera bajo sus pies.

Clara, una estudiosa de cultos rurales, llegó allí buscando fragmentos perdidos de los que se decían que formaban parte de los Manuscritos Pnakóticos y que contenían plegarias a entidades prehumanas.

Cada amanecer veía una procesión ascendiendo a la colina. Nadie llevaba antorcha, y, sin embargo, un resplandor de un tono entre ámbar y púrpura los envolvía. Desde su ventana, Clara creía oír un murmullo, no hecho de voces humanas, sino de vibraciones que parecían resonar dentro de los huesos.

Movida por una  mezcla de horror y fascinación, los siguió una madrugada. La ascensión fue ardua, la niebla se espesaba y el suelo, cubierto de símbolos espirales, pulsaba débilmente bajo sus pies. En la cima, los miembros formaban un círculo perfecto en torno a una depresión natural del terreno. Allí, una anciana encendió una diminuta vela cuya llama, verde y temblorosa, parecía arder sin consumir cera alguna.

El canto comenzó. No era un idioma, sino una sucesión de sonidos que evocaban abismos y cielos muertos. Clara sintió que su mente se disolvía, que su conciencia era absorbida por algo que acechaba más allá del velo de la realidad.

Entonces lo vió, o creyó verlo: una forma ciclópea, vasta como una montaña, observando desde la oscuridad más allá de las estrellas. No tenía ojos, y, sin embargo, su mirada la atravesó. La vela se apagó.

Cuando recobró el sentido estaba de pie entre los aldeanos con una cinta dorada en la frente. El sol apenas despuntaba y el aire olía a sal, como si el mar hubiese reclamado el valle durante la noche.

El posadero la saludó al verla regresar:

—Bienvenida a La Aurora de Figtree, hermana.

Clara respondió, pero su voz se expresó en un idioma que no había aprendido jamás.

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