5º relato concursante del X Concurso de Microrrelatos (2025)

PUNCTUM, VIRGA, PODATUS, CLIVIS, SACANDICUS
DDarío


El periodista se situó frente al largo y bello pasillo, atravesado por los rayos diagonales de luz dorada que tomaban cuerpo gracias al polvo en suspensión, que provenía de los antiguos ventanales en arco apuntado, a una altura considerable desde la derecha, sobre las altas estanterías de madera, y con sencillas vidrieras con una cruz roja. Podía verse a ambos lados, como una escolta suiza, una corte de nutridos incunables esperando impertérritos, amén de  otros tesoros. Atravesó el pasillo siguiendo a su guía, un relamido patizambo con el pelo canoso y raya a la izquierda, de tez pálida y visiblemente retraído, el cuello enrojecido por un obseso aseo y afeitado. Un joven envejecido, carne blanda de iglesia y tímidas convivencias en Taicé, postales del Carol Boitila en la mesita de noche, incapacidad para tomar los votos por razones escondidas en un armario y visibles problemas para el desarrollo social. Los siguió hasta el final del pasillo antes de girar a la derecha, admirando los volúmenes, algunas encuadernaciones en tafilete de alto valor, volúmenes en Gran-folio e In-folio, con cabezadas doradas y rojas, algunos, otros en media holandesa con el titulo en marroquin burdeos. Otros en pasta valenciana con bonito jaspeado tricolor en volúmenes mas modernos.

Al girar, grandes volúmenes de canto gregoriano y algunos códices, auténticos titanes de estantería aguardaban allí. Formatos atlánticos. Encuadernaciones de época en piel de becerro sobre tablas de roble. Lomo lano. Cantoneras y nervios de hierro forjado. Cuatro broches metálicos de cierre, de los cuales en alguno faltaban varios errajes. Cantos delanteros entintados en carmesí.   Cofias ornamentales en hilos verdes y tejuelos con amplias inscripciones grabadas. Estado de conservación sólido para tantos años, con desgaste evidente en las esquinas de las tablas, cuarteamiento del pergamino y manchas de cera en los cantos superiores.

No obstante, uno aguardaba en una mesa, preparado para su estudio, en el despacho mas al fondo, improvisado en el angulo formado por las altas estanterías de madera, con una lampara colgante, que pendía sobre un cable kilométrico desde lo alto de la bóbeda de crucería, que pugnaba por no chisporrotear, mordido por la humedad terrible que parecía brotar del hueco por donde salia el cableado.

Allá en algún rincón le esperaba el ultimo descubrimiento de los archivos encontrados en Portugal, de una de las ultimas (y desconocidas) ordenes templarias de las que se tenia noticia y de la que aun los historiadores estaban documentándose. Los mas temerarios hablaban de una perversión de la orden, nacida en las entrañas de la supervivencia en el exilio y la persecución, entre los Rosacruces y los Tristes Caballeros de Cristo. La polémica en las convenciones estaba servida hasta el punto en el que sus propios jefes aun debatían como tratar el tema. Aunque a él poco le importaba a la luz del descubrimiento que por fin le iban a dejar examinar.

– Aquí lo tiene señor–comentó el guía con una suave y tenue voz que pugnaba por salir del cuerpo–le dejo aquí un rato para que lo vea. Tengo que hacer unos recados, vengo luego, si ha terminado.

Rezaba en la cabecera una tenue filigrana al estilo francés, y en el centro de ella, ayudado por una generosa lupa, pudo ver el inequívoco símbolo de la cruz templaria. Sin embargo esta contenía una casi imperceptible variación en su aspa sur de la cruz patada. Esta, terminaba en un pequeño apéndice deformado y sinuoso como si tuviera vida.

El periodista, rubio casi hasta el platino, portaba un escandaloso pelo débil y lacio, largo y despeinado, saltando por encima de las orejas. La quijada cuadrada y síndrome de la sonrisa permanente. La movilidad del cuello era nula y tenia que girarse prácticamente en pieza completa, adelantando con la mirada a izquierda y derecha. Alto como un ciprés y con una espalda ancha como un camión transcontinental que no te deja adelantar. Silencioso, solo, miraba fijamente como un faquir mira una cobra enarbolada. Sus ojos eran azules, escondidos bajo la potente sombra que arrojaba un portentoso arco musculoso y prominente como un neardenthal, donde las casi inexistentes cejas debían existir.

Entonces, tras mirar disimuladamente a ambos lados en actitud de secretismo, sacó de su bolsillo unas pequeñas pinzas y unos guantes. Se puso las pérfidas pieles de plástico sobre los dedos y, blandiendo las pinzas, levantó la pagina para mirar el margen al trasluz. Con el corazón notoriamente acelerado, vislumbró entonces aquello que había venido a buscar: Una marca de agua dibujaba un tetragrama plagado de neumas gregorianas como arañas blancas trepando por una vitela erosionada por novecientos años de polvo, listas para ser entonadas.

Con un lascivo hilo de saliva escapando por la comisura de los labios, el hombre congeló su mirada, vidriosa como una serpiente que muda su piel, en aquel secreto de transparentes notas entrelazadas como los zarcillos de un insecto translúcido. Cuando volvió en si, se puso en pie, y disimuladamente carraspeó en un tono apagado, sin dejar de mirar con los ojos inyectados en sangre el albino y secreto offertorio oculto entre las fibras de aquella pagina. Punctum, virga, podatus, clivis, sacandicus. Después cerró, los ojos y empezó a entonar el cántico que allí se exponía. No sin antes elevar a los cielos el mentón con los ojos cerrados para entonar la palabra “Gracias”.

Cuando la policía y las ambulancias llegaron al lugar, tan solo encontraron una maraña de vísceras mucilaginosas palpitando en el suelo y reptando, columna abajo, dejando un rastro de sangre como las babosas lo hacen en el asfalto. El hombre yacía boca arriba, con una feliz expresión de haber visto por fin lo que tanto anhelaba. Su destino se había cumplido, la misión encargada se había completado. Sobre su pecho abierto destacaban dos cosas, las tripas, y un tatuaje con una extraña cruz patada de color carmesí cuyo pie se deformaba sinuoso hacia el pezón.

Bookmark : permalink.

Leave a Reply

avatar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

  Subscribe  
Notificación de