1er. relato (de 6) concursante del V Concurso de microrrelatos -Noche de Difuntos 2019-

EL PACIENTE
Mª Carmen Bueno


Le quedaba muy poco de vida, se lo habían diagnosticado hacía poco menos de un mes.

Era un hombre delgado y alto, rondaba ya los sesenta años de edad. Su vida era bastante tranquila, soltero y solitario, rodeado de sus libros, que eran su pasión: historias de suspense e intriga, relatos misteriosos, cuentos y todo tipo de lectura policíaca, fantástica, de aventuras; en fin, de todo.

Siempre había tenido dolores de cabeza, pero en los últimos meses se habían agravado. Un tumor en la cabeza sin solución, le había dicho su médico.

Llevaba días percibiendo algo, algo extraño, no dormía bien, y tenía pesadillas. Todo estaba cambiando debido a la mala noticia. No sabía muy bien qué hacer, no reaccionaba, ni actuaba con normalidad, no podía pensar con claridad. Solo le venía a la mente qué haría con el poco tiempo que le quedaba de vida.

Decidió que debía relajarse y pensar en qué haría los próximos días, pues necesitaba aprovechar  el tiempo. Le venían a la cabeza todo tipo de cosas, algunas fatídicas, otras absurdas, pero no era lo que realmente quería hacer. Lo que realmente quería era tener una experiencia como detective; sí, eso era, descubrir algún misterio o asesinato. Como Sherlock Holmes, siempre lo había pensado cuando leía sus relatos.

Entre pensamiento y pensamiento cada vez le emocionaba más la idea. Sí, lo haría, pero, ¿cómo? Hablaría con la policía, se disfrazaría de Holmes. “No”, -pensó-, “yo no soy nadie, no iban a darme a mí ningún caso porque sí… Y… ¿por qué no?”

Se empezó a emocionar con la idea, ya no podía quitársela de la cabeza. Quería hacerlo, iba a morir pronto y quería tener esa experiencia.

Aquella misma noche le dolía la cabeza como últimamente. Se tomaba algún calmante y volvía a sus pensamientos cada vez más fuertes y convencido de que lo conseguiría. Tenía amigos, no sería tan difícil. Haría unas llamadas y luego empezaría el juego.

Tendría que ser una caso complicado, un reto; un asesinato sería lo que más le gustaría; sí, un asesinato. Empezó a hacer llamadas, consultaba la agenda, estaba decidido. La cabeza le dolía aún más. Descansaría un rato y luego seguiría con las llamadas, que todavía no habían tenido éxito.

Se había quedado dormido en el sillón al lado de la chimenea. Despertó sobresaltado: otra pesadilla. Era como si su mente no descansara y aún le dolía la cabeza. Eran pinchazos constantes, no podía pensar bien y quería tener la mente clara para su próximo proyecto. ¿Y si no le daba tiempo? ¿Y si el tumor estaba muy avanzado?

Se angustiaba al mismo tiempo que se emocionaba. Decidió tomarse un calmante más e intentar que su cabeza se relajara, pero era imposible. Empezó a ponerse nervioso y a bloquearse, era como si no pudiera vaciar ni despejar su mente. No podía pensar con claridad, eran imágenes, ruidos, sensaciones de todo tipo ahí dentro, no había espacio para nada más, no podía concentrarse.

– No sé qué hacer. Tengo prisa y empiezo a bloquearme, a frustrarme. ¿Qué me está pasando? No quiero morir, aún no.

Empezó a enrojecer. Estaba histérico y rabioso, su mente no podía trabajar. Empezó a darse golpes con los nudillos en la frente para que algo se activara o desactivara, pero no era solución. Empezó a entrar en una especie de estrés emocional que ya no podía controlar, respiraba con dificultad y le dolía tanto la cabeza que quería arrancarla de los hombros. Ya no apreciaba la claridad, veía todo borroso. Tuvo espasmos, tirado ya en el suelo con un dolor insoportable. No aguantaba más presión y dolor. Pidió socorro, gritó; no le respondían las piernas, no podía moverse; tumbado en el suelo con los ojos abiertos, no entraba aire en sus pulmones, pero al fin cesó el dolor.

Acudieron los enfermeros, pero ya era tarde.

Esta es la verdadera historia de su muerte: acabó loco, pensando ser lo que ya era.

Este relato apareció unos años después de que muriera el escritor escocés, escondido entre sus novelas favoritas. Esta vez sí, muerto, no volvió a la vida. Lo enterró para siempre. Pocos saben de la existencia de este relato. Ahora todos sus lectores sabrán lo que realmente pasó.

Bookmark : permalink.

Leave a Reply

avatar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

  Subscribe  
Notificación de