TARDE DE SÁBADO (CUARTA)

dados-de-rolJordi ha vuelto y nos ha convocado para el próximo sábado. Nos trae una sorpresita, dice, una cosilla que ha pillado en una tienda cerca de la casa de su abuela. No viene muy afectado por lo del entierro, la verdad, pero en realidad casi ni la conocía y fue más bien para acompañar a su madre. Por desgracia tenemos mi partida de rol a medias, pero no hay forma de que nos deje acabarla. Al final nos propone que la pospongamos una semana y que nos preparemos para una sesión de cine y, luego, partidita.

Nos tiene en ascuas hasta que nos presentamos en su casa. Nos recibe con un “que La Fuerza os acompañe” desde dentro de su casco de Darth Vader y con el DVD de “Star Wars” en la mano. Al menos el tema de la tarde ya está claro, y todo se explica cuando, impaciente, nos desvela la sorpresa: se ha hecho con una caja de X-Wing, el juego de simulación con figuras de La Guerra de las Galaxias. Alucinamos con la pinta que tiene, con esos troquelados de gran calibre y las navecitas en miniatura, un X-Wing rebelde y dos Tie-Fighters imperiales, más otras tres que se compró aparte.

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TARDE DE SÁBADO (TERCERA)

Jordi nos ha jodido bien. Bueno, en realidad no es culpa suya, ha tenido que ir al entierro de su abuela y está desaparecido duradados-de-rolnte todo el fin de semana.

Como el vicio del rol nos tiene bien cogidos, me lanzo a preparar una partida y desoxidar mis dotes de máster, totalmente abandonadas desde que empecé la carrera y Jordi se hizo cargo: dos días me cuesta repasar todas las reglas, pero me basta. Me enfrasco tanto elaborando la partida del sábado que me olvido del pesado de Fonsi y no caigo en darle esquinazo. Se presenta con los demás, con cara de inocente, y me voy preparando mentalmente.

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TARDE DE SÁBADO (SEGUNDA)

dados-de-rolSiete días, siete. He asistido a clase, he estudiado como un poseso, he hecho mis deberes con entusiasmo y he logrado llegar al sábado con la tranquilidad del trabajo acabado y la conciencia limpia. Listo para unirme a mis colegas y volver a la catacumba maldita.

Esta vez somos cuatro: dimos esquinazo a Fonsi, empeñado en volver para amargarnos la vida. ¿Es que no tiene amigos, acaso? No sería extraño, con lo gilipollas que es. Por si las moscas, esta vez nos reunimos en casa de Mati, donde nos recibe su madre con cara de felicidad. Está encantada con nosotros, parece que echa de menos las visitas y nos trata como invitados de lujo. Se pasa toda la tarde preparando tentempiés y meriendas, y nosotros dándole las gracias con la boca llena.

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TARDE DE SÁBADO (PRIMERA)

dados-de-rol

– ¡Ataco a mi compañero por la espalda! Le suelto un hachazo, para que se entere…

– ¿Y eso por qué? – dice Jordi-

– Porque me da la gana… y porque quiero su casco y su espada.

– Ya estamos otra vez, Fonsi, eres un cabrón.

– Claro, soy un guerrero renegado caótico, estoy en mi papel. Haber estado más atento, pardillo.

El pardillo soy yo, claro. No siempre me toca a mí, pero eso da igual, la partida pierde interés cuando un colega muere y se tiene que quedar mirando sin hacer nada el resto del tiempo. El rol es así, cada uno es libre de actuar como quiera, pero Fonsi no se divierte, sólo quiere dar la nota, aún a costa de fastidiarnos a todos. Jordi se desespera:

– Vale, tío, siempre lo mismo. Tira un d20… ¡joder, dieciocho, encima! Pelu, no puedes aplicar el bonificador del escudo, te ha dado por la espalda. Y el daño es doble, ya lo sabes…

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