Rober, el cinéfilo del grupo, ha propuesto plan para este sábado: maratón de cine. Sugiere que nos juntemos en su casa, que para eso es la mejor preparada, con pantalla grande, sonido DTS y toda la parafernalia, y que llevemos cada uno una película sorpresa a nuestra elección. Él pone las palomitas.
El día acordado nos presentamos bien temprano a las doce de la mañana, cargados de bocatas y DVDs. Sorteamos el orden y nos acomodamos para ver qué se ha traído Jordi. Resulta ser una de las que no podían faltar: “Blade Runner”, la historia casi irrepetible de los replicantes a la búsqueda de una respuesta sobre su muerte programada, con la insuperable escena final de la charla del último de ellos con el policía que tiene la orden de “retirarlo”. Obra maestra, aplausos, felicitaciones al que la escogió y listos para la siguiente.
Le toca a Rober, que suponemos que se habrá conseguido una rareza de ésas que sólo conoce él. Nos pone un documental sobre los bosquimanos del Kalahari… ¿¡Quéeeeee!? Espera, no, ahora aparece una avioneta, tiran una cocacola en medio de un poblado y se lía una buena. No está claro de qué va esto, pero nos estamos riendo a base de bien. El jefe de la tribu coge la botella y se va a arrojar el objeto infernal al fin del mundo. Lo mejor de todo es que lo consigue (!!) y regresa a casa con la misión cumplida. Y, entre medias, acabamos tirados por el suelo, desternillados con el humor sin palabras de los actores, animales incluídos. Rober se ha quedado con nosotros, sin duda, con esta extravagancia sudafricana.
Le toca a Fonsi, que se ha venido con ¡una del oeste! Estamos por tirarle tomates, pero no hay ninguno a mano. Afortunadamente, porque nos enganchamos a la historia, con la que alucinamos lo nuestro: un “bueno” no tan bueno, un “malo” más que malo y uno tan “feo” como malo, liados en busca de un tesoro enterrado, con aventura, humor, crítica antibelicista y una dirección y unos actores de Óscar. Otro que se ha quedado con nosotros: parece que en cuestiones de cine estamos un poco fuera de onda.
Mati se ha traído una de zombies, que es lo suyo, quién lo diría, con esa cara angelical. Nos preparamos para “28 días después” o “28 semanas después”, de las que es fanática declarada, pero no: nos sorprende con el remake de “Amanecer de los muertos”. Ésta sí que la conocemos, pero a nadie le importa, es buena como para verla varias veces, y si, encima, has jugado a “Left4Dead” en el ordenata, flipas el doble. Y flipamos doble, porque todos nos hemos pasado el L4D solos y en red.
Me toca: no sorprendo a nadie, todos sabían que me iba a traer “Alien, el octavo pasajero”, en eso no había misterio ninguno, pero me da igual; la meto en el reproductor justo cuando anochece y me dispongo a verla por… no sé… ¿vigésima vez? Ahora no hay risas, ni siquiera comentarios sobre esta escena o aquélla. Sólo silencio y tensión, con el monstruo que no se ve y la angustia de los tripulantes atrapados en el Nostromo, en el mejor survival filmado nunca.
Es noche cerrada y las cervezas y los refrescos han volado, ya no quedan bocadillos y estamos empachados de palomitas. Sólo falta Dani, del que se puede esperar cualquier cosa, pero hasta él nos sorprende gratamente cuando se saca de la mochila el DVD de “Ninja Scroll”. Un buen anime de acción fantástica para rematar, ni que lo hubiera hecho aposta. Guerreros invencibles, ninjas, samuráis, katanas, brujería y sangre, misterio y animación a la japonesa, la mejor del mundo.
Nos despedimos en la puerta de la casa de Rober pasada la medianoche. El paseo al fresco hasta mi casa se agradece después de casi doce horas encerrados viendo películas. Por el camino me acompaña Fonsi, que me pone al día de sus lecturas. Efectivamente, se ha ventilado “El juego de Ender” y, como le ha encantado, ya se ha puesto con la segunda parte. Le sugiero que pare en la tercera, que es cuanto dura lo bueno, y, cambiando de tema, le pregunto sobre “El bueno, el feo y el malo”. Me habla de Sergio Leone y de su trilogía con Clint Eastwood, que completan “Por un puñado de dólares” y “La muerte tenía un precio”. Las anoto mentalmente para conseguirlas y echar un vistazo a otro tipo de cine que nunca supuse que me podría ofrecer algo interesante.
¡Cómo ha cambiado este Fonsi! No sólo se ha adaptado al grupo, sino que ahora él mismo aporta su granito de arena para conseguir que las tardes de los sábados sigan siendo el mejor momento de la semana.
J.L. Belloq
Y otra genial tarde de sabado leida. Ahora a esperar la siguiente. Saludetesss.
Chavales de los 90… si no, hubieras descrito multitud de notificicaciones de WhatsApp interrumpiendo cada una de las películas de esa genial tarde.
En realidad pretenden ser chavales de los 2010+ que saben dónde están pero quieren saber de dónde vienen, nada más y nada menos.