La torre (microrrelato)

I CONCURSO TEMÁTICO DE MICRORRELATOS DEL CÍRCULO DEL LUDÓFAGO

La torre

por Drizza Do`Urden

-Vamos, ¡tonto el último!- De un salto corrió colina arriba con su larga melena castaña ondeando al viento.

-Eso no vale. ¡Has salido antes!- Y la siguió tras sus pasos. Sólo la vio pararse al llegar a la cima de la colina zarandeada por el viento.

Se resguardaron del fuerte viento contra un muro semiderruido de una antigua torre, una especie de atalaya muy antigua. Tenía la mitad de sus muros desmenuzados y las piedras afloraban por doquier a lo largo de lo que hace mucho tiempo fuera un puesto de vigilancia. La torre tenía una de sus paredes partida a la mitad y ennegrecida. Según se decía en el pueblo estaba así desde la gran tormenta del verano del 64 cuando un gran rayo entró por la puerta y no encontrando sitio por el que salir reventó la pared.

-¿Dónde vas?- dijo él casi sin aliento.

-¿Dónde voy a ir? Pues adentro.- Y acto seguido desapareció entre los muros de la torre.

El interior estaba oscuro. Increíblemente el techo seguía intacto. La torre era circular. Las paredes de piedra eran testigos mudos de los muchos fuegos prendidos en ellas. Todo parecía tener la misma pátina de tizne, mugre y moho. Por el suelo desperdigado había infinidad de objetos: palos, paja, trozos de madera, patas de alguna silla, un baúl casi desintegrado, tablones y piedras. Todo raído y carcomido.

-Pero, ¿dónde vas? Esto está que da asco sólo mirarlo.- dijo él sin ni siquiera atreverse a entrar.

-¿Ahora va a resultar que eres un miedica? ¿O un escrupuloso?- dijo ella con una sonrisa en la boca.- Vamos, entra. Fuera hace frío, hace demasiado viento.- Y se acercó a él tendiéndole la mano. El se dejó llevar de su mano hacia el centro de la estancia.

-Es que encima huele fa…- intentó acabar la frase pero la lengua de ella se lo impedía. En un instante eran sólo brazos y bocas. Ya se estaba colando por debajo de la camiseta de ella cuando de repente escuchó un golpe en el techo.

-¿Has oído eso?- preguntó zafándose de la boca de ella.

-¿Qué?- preguntó ella mientras le mordía el labio inferior.

-Un ruido, arriba.- Por un instante le pareció escuchar hasta pasos.

-Yo no he oído nada.- Y siguió metiéndole mano por el pantalón.

-No, no. Espera. Hay algo ahí arriba.- Y la separó de sí firme pero suavemente.

-Pero ¿qué te pasa?- exclamó exasperada- Habrá sido un pájaro en el tejado o ratas. Desde luego cuanto te pones tiquismiquis eres insoportable.- Decía a la vez que se abrochaba el sujetador y se me metía la camiseta por dentro del pantalón. Salió fuera y se puso a mirar hacia el techo.

El la siguió con un suspiro de resignación. Y miró también hacia arriba.

-Ahí no hay nada. ¿Quieres volver a entrar o prefieres que nos vayamos de vuelta? Te advierto que lo segundo no tiene premio…- le dijo mientras se quitaba un mechón de pelo de la cara.

-Vale, pero si vuelve a sonar algo nos piramos. Eso es una ruina y el viento sopla muy fuerte. Estaría muy gracioso que se derrumbara parte del techo mientras estamos debajo. A ver cómo lo explicábamos luego…

-Que no se va a caer nada, tonto. Vamos.- Y la volvió a seguir adentro. Esta vez se quedaron junto a una esquina. La más cercana a la pared derruida. Ella estaba aprisionada entre el cuerpo de él y la pared. Entre beso y beso, ella abrió los ojos. Algo le llamó la atención.

En la pared del medio, a la altura de sus ojos había un par de máscaras colgadas. Eran horrendas. Una con un rictus de insufrible dolor y agonía y la otra con la más pérfida mueca de placer y regodeo. Por un momento creyó ver el brillo en sus ojos pintados.

-Para, para.- Le decía a él mientras trataba de despegarse de su abrazo.- Eso no estaba ahí cuando hemos entrado.- Exclamó mientras le señalaba hacia las máscaras con el brazo.

¿Qué?- Balbuceó él mientras la miraba confuso.

-Esas máscaras. No estaban ahí. Son, son tan feas…-Mientras se acercaba a ellas para verlas mejor. Cuando la tuvo a la altura de sus ojos se quedó allí como hipnotizada. No volvió a decir palabra.

Él la miró allí plantada mirando fijamente a los ojos de una de las máscaras. Sin moverse. Casi sin respirar. Entonces un destello fugaz y efímero distrajo su atención. Seguía mirándola. Pero notaba algo raro. La piel de su nuca se erizó. Se puso a temblar incontrolablemente. Algo en su interior le gritaba. Su cuerpo reaccionó a lo que sus ojos aún no detectaban. Y entonces la cabeza de ella se deslizó de su cuello con un sonido de succión. Dos eternos segundos más tarde su cuerpo se desplomaba levantando una nube de polvo nauseabunda.

No vio más. No sabía cómo ahora se encontraba corriendo colina abajo con el pecho martilleándole de dolor y los ojos emborronados de lágrimas.♣

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Uruk Valandil
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Uruk Valandil

Como cortar el rollo a una pareja 😛

Bellatrix
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Bellatrix

¿Te drogas cuando escribes? o_Ó Solo por curiosidad

Bellatrix
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Bellatrix

un 2